¿Etapa de cambio o cambio de etapa?

Si estáis leyendo esto significa que ya no estoy entre vosotros...porque estoy en Salou, procurando recuperar el color y el buen humor que los exámenes y la Selectividad me han robado (vale, estoy exagerando, dejémoslo en que no estoy). Pero como soy muy organizada, para que la actividad bloggera no cese y, para qué mentir, robarle protagonismo a Lorena que estos días está sola con el blog, dejo la entrada programada y todos contentos.



Ahora falta decidir qué toca hoy. Selectividad sería el tema más idóneo, pero como ya no queda mucho que contar por nuestro breve paso por la Facultad de Derecho, queda descartado. Hay otros temas a tratar, como el hecho de que la gripe A ya es pandemia (y la preocupante hipótesis de que fue creado en un laboratorio), o el famoso fichaje de Cristiano Ronaldo por la inmoral suma de 94 millones de euros. Y eso que este último no estaría nada mal, porque tengo unas cuantas opiniones respecto de los salarios de los jugadores de fútbol famosos, de lo que eso representa, blablabla. Pero me lo guardo para más adelante.



Y es que resulta que gracias a un comentario de una amiga llevo buena parte del día dándole vueltas al tema de la etapas de la vida. De los cambios. Porque, reconozcámoslo, hay cosas que cuesta dejar atrás. Pero cada etapa tiene su tiempo, y cuando este tiempo acaba hay que poner el punto y final. Y al llegar a ese punto, ya se trate de una relación, un modo de vida, un hábito o un silencio que debió romperse, poco podemos hacer, será como intentar retenar agua entre las manos. ¿Qué nos quedará? Recuerdos, experiencias, tal vez las ganas de volver.

(Etapas de un blog. Si alguien quiere verlo en grande está aquí)

Pero ni se puede ni se debe. De nada sirve intentar resucitar el pasado, porque entonces te estarás perdiendo el presente. Tampoco hacer planes para el futuro, que la más pequeña variación de las circunstancias puede destruir, y que también te impiden disfrutar del presente, siendo que todo llegará...y pasará. Qué obsesión con el tiempo, pensarán algunos.


¿Y qué hay de los cambios? Los hay buenos, los hay, siendo optimistas, menos malos. Pero el caso es que abundan, y de tu mayor o menor adaptación a ellos dependerán muchas cosas. Por suerte, el ser humano es el ser con mayor capacidad de adaptación. O eso dicen.
Porque, y he aquí el dilema: ¿Las personas cambian cuando las circunstancias cambian? ¿O cambian las circunstancias cuando cambian las personas?

Frase para reflexionar: "Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas", Coelho.