La de hoy va por una anécdota que sucedió cierto viernes en torno a las 9 de la noche. Sentada en un banco junto a Sonia (a la que deberíamos nombrar ya socia honorífica o algo así) se nos acerca un hombre. Vestido de blanco, cabeza afeitada...raro, al fin y al cabo, pero dentro de lo normal y (lo más importante) aparentemente inofensivo.
Total que nos larga un discurso sobre la felicidad. Que si el ser humano estaba lleno de miedos, de iras, de rencores, de envidias; que si había que librarse de ellos, eliminarlos, para ser feliz (cosa con la que yo no estoy muy de acuerdo: en mi opinión hay que superarlos, no eliminarlos, que es distinto), que teníamos que observar nuestros miedos y preguntarnos de dónde venían y por qué; que darle vueltas a los problemas era como fumar, que sabes que es malo pero no lo puedes dejar de hacer, y que para qué nos complicábamos tanto la vida si lo único que importaba es ser feliz.
Tras el interminable monólogo, que nadie se atrevió a interrumpir, por miedo a que empezara de nuevo, le sucedió un bi-ólogo (lo sé, es muy malo, pero no es mío y "tenía" que ponerlo) del cual el hombre concluyó que, a pesar de ser Leo, yo era muy pesimista y tenía una visión negativa de la vida (supongo que le resultaría descortés decir que estoy amargada) y que, por lo tanto, nunca llegaría a ser feliz.
Aquello, eufemísticamente hablando, no me sentó muy bien. En primer lugar, quién es ese hombre, ni nadie, para decidir si una persona es o no es feliz. En segundo, quién para decirnos cómo tenemos que ser felices. Cada uno tiene que buscar su propio camino para alcanzar la felicidad absoluta, si es que todavía hay alguien que crea en ella.
Esto es un ejemplo de la manera directa (y tanto) de tratar de influir en nosotros. Aún somos jóvenes, y, por lo tanto, moldeables. Desde luego este hombre no se dirigía a los jubilados de enfrente, sino a aquellos en los que veía que podía dejar huella de su ideología. Y seguro que, como dicen Les Luthiers, se siente mejor sujeto cuando ha predicado.
No me refiero a que no hagáis caso de nada de lo que os digan. No se trata de eso. Escuchad todo lo que podáis, aprended de todos los maestros posibles, pero no dejéis que os impongan nada sino elaborad vuestra propio pensamiento: sed independientes. Nos haréis un favor al resto del mundo.
PD: Lo cierto es que esta entrada es una paradoja: critico a alguien por tratar de influirme para que me uniera a su "secta" y casi estoy haciendo lo mismo que él. Pero ya sabéis lo que pienso: hacedme caso...o no. Según la terminología kantiana, la filosofía del hombrecillo sería material, y la mía formal. Qué pasa, de algo tenía que servir las 3 horas más largas de clase de la semana...
25 de abril de 2009
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Hum... bueno. Me sorprende que te ofenda. Quiero decir, a mí este tipo de gente que va por la calle soltando raros sermones me da bastante pena, más que otra cosa.
Y bueno, imagino que el hombre de blanco sería Omael. En su día yo también le dediqué una entrada en el blog, aunque no tan... crítica con él. Simplemente, el pobre me da pena...(no creo que os importe ,pero como me aburro y me ha dado por buscarla... http://palabradedos.blogspot.com/2008/09/gente-muy-en-el-sentido-de_17.html)
Y bueno, una última reflexión. Si él te invita a ser feliz, ¿por qué no serlo? Es tan válido querer moldearte tu propia opinión de las cosas, como intentar ser feliz ignorando tu pensamiento. Será más o menos respetable, pero al fin y al cabo es una decisión y ahí ya muestras un criterio luego un pensamiento. Por raro y absurdo que éste sea. Ahora que lo leo, no has hablado de felicidad... bueno, da igual. No me apetece borrar lo escrito.
Y...lo dejo, que me estoy liando XD. Salud!
Sinceramente no quiero meterme en polémica en este asunto, decir que no estoy ni a favor ni en contra de este hombre. me parece bien que intente "limpiar" el mundo de maldad y que la gente sea feliz.. aunque también es verdad que estando presente "acusó" a Verso de negativa sin conocerla.. hecho que puede resultar molesto, también estoy con Verso en que preferentemente intenta influenciar a los jóvenes y no a los mayores.. puede ser inofensivo pero muchas sectas también parecen serlo.. no quiero decir ni mucho menos acusar a este hombre de estar en una secta, solo decir que pienso que todos queremos ser felices, y cada uno tenemos un juicio u otro por lo tanto no deberíamos dejarnos influenciar por nadie, aunque también está bien conocer otras opiniones para compararlas con la nuestra.
Vuelvo a estar de acuerdo con Verso y, esta vez, también con Sonia. Además, creo que no conozco a nadie que no quiera ser feliz, así que ¿quiénes somos para decirles a los demás cómo deben serlo y juzgarles cuando no comparten nuestro guión?
Conste que el vacío no merece mi respeto, soy el primero en desdeñarlo, pero es que eso no es una opción sino una losa.
Muy significativo que el hombrecillo en cuestión desee influenciar a los jóvenes. Aunque quizá este argumento se pueda rebatir con aquello de "lo hará porque busca almas que todavía no están tan corrompidas" :D.
En una explicación un poco más profunda añadiré que, como dijo una amiga mía (aunque nunca lo recordará porque llevaba una...en fin, para eso están las que no bebemos, para recordar las citas célebres que de otra forma se perderían), "Lo mejor de los desconocidos es que no te pueden juzgar". Y tiene razón, los desconocidos no te pueden juzgar, o pueden...pero se equivocan. Por extensión, diríamos que no te pueden juzgar siguiendo sus propios criterios porque éstos (al menos en mi concepción relativista del mundo)sólo son válidos para sí mismos y poco más. Y de ahí viene principalmente mi aversión por ese hombre, para qué negarlo.
En segundo lugar, la felicidad en sí. Es un buen tema a tratar, así que lo apunto para futuras entradas. Porque estamos hablando de que la gente es/no es feliz, pero lo hacemos, creo yo, sin tener claro lo que es la felicidad. Por otro lado, y ya me estoy repitiendo, esa definición depende de cada uno...¿no?